martes, 17 de octubre de 2017

EL PODER DE LOS AROMAS MÁGICOS Y COMO APLICARLOS


En general, cuando se habla de aromas, se suele centrar la atención en las plantas que tienen flor. Sin embargo, la magia de las fragancias va mucho mas allá y sus creadores han buscado desde siempre la manera de obtener más perfumes.
 
Dentro de la variedad con flor, hay que advertir que no se usan todas por igual. Las principales son las rosas, sean blancas, rojas o amarillas, pero también los claveles, geranios, lirios, jazmines, anís, jacintos y otras como la mejorana o la mimosa.
 
Entre las especies que no poseen flor, debemos destacar la menta, cuyo olor puede captarse a varios metros de distancia; la hierba luisa; la culinaria albahaca, de profundo aroma y mejor sabor, pero a mas cortas distancias; y la ruda, muy usada en ceremonias ancestrales. Pero sería imperdonable concluir este brevísimo inventario olvidándonos de los arboles resinosos. Son muchos los que nos ofrecen sustancias aromáticas.
 
Las resinas, grasas, hojas, frutos y hasta parte de sus ramas, proporcionan un amplio espectro de perfumes. Podemos distinguir, entre muchos otros, las hojas secas de laurel, las de pino o roble, los frutos del árbol de la nuez moscada y el primigenio aroma de incienso. Destacaremos también otras fragancias, como la canela, o directamente obtenidas de la madera, como los aromas de pino, ciprés, sándalo, etc.
 
Todos estos aromas que hemos mencionado son perfectamente identificables en la naturaleza. No obstante, no debemos olvidar que, a lo largo de la historia mágica de los perfumes, se han empleado mezclas de todo tipo: combinaciones que alternaban las fragancias de las resinas, mezcladas con la sangre de algunos animales, su piel, pelo o incluso las sustancias grasas segregadas por sus glándulas sexuales. Una de estas sustancias animales es la del almizcle.

Veamos seguidamente algunas de las modalidades o soportes que encontramos para hacer use de los aromas, así como sus indicaciones mas recomendables.
 
Incienso combustible
 
Se denomina así el tipo de producto que, por la estructura y la clase de sustancia que posee mezclada con el aroma que lo identifica, permite la combustión de una forma rápida y sin la ayuda de otras fuentes. En este caso, son los conos o barritas de incienso que, con solo aplicarles la llama de una vela o cerilla durante unos segundos, se encienden y luego combustionan expandiendo su fragancia. Este tipo de incienso es el mas cómodo y menos peligroso de usar. Servirá de forma excelente para ambientar de una manera rápida cualquier estancia, si bien sus aromas no suelen ser tan penetrantes ni duraderos como los del incienso incombustible.
 
Incienso incombustible
 
Se trata de un incienso granulado, donde los diferentes aromas se nos presentan en partículas duras que necesitan una fuente de calor permanente para arder, como ocurre con el carbón. Este incienso tiene la ventaja de aromatizar de forma suave, desde un saquito ceremonial hasta un armario o cajón cerrado, sin necesidad de encenderlo, ya que una vez fuera del envoltorio que lo recubre desprende su fragancia poco a poco. Si deseamos mayor intensidad, deberemos usarlo siempre sobre brasas. Por lo general, el incienso granulado, en polvo o cristalizado, se emplea en espacios abiertos o en estancias bien ventiladas, teniendo la precaución de quemar siempre proporciones pequeñas, dado su fuerte y condensado aroma.
 
Aceites esenciales
 
Pertenecen a la rama de la cosmética mas pura y artesanal y se extraen mediante destilación de las plantas que tienen un aroma ya natural; es decir, el aceite esencial no necesariamente tiene que ser oleoso, si bien, en algunos casos, se les aplica aceite de oliva para que se adhieran mejor y puedan combustionar. Dicen los puristas que un aceite esencial es el alma de la planta o flor condensada en un pequeño frasquito. Se aplicarán para unciones de velas que se humedecen con el perfume, a fin de propagarlo en caliente al combustionar. Son ideales para aromatizar y dar poder a amuletos, talismanes y objetos mágicos, aplicándoles unas gotas o incluyendo estos aceites en su composición. Algunas personas los utilizan en inhalaciones directamente desde el frasquito, que debe estar a una cierta distancia de la nariz. También puede olerse a través de un algodón humedecido con el aceite.
 
Esencias
 
Muy parecidas a los aceites, las esencias son una modalidad mas barata que la anterior, puesto que, en este caso, la cantidad natural de aroma es menor. De hecho, incorporan agua y alcohol en cantidades altas. En la actualidad, la mayoría de los aromas pueden encontrarse en su versión de esencia. Pero cuidado: no es un perfume, por lo que no debemos aplicarla sobre la piel, salvo que tengamos garantizado totalmente por el fabricante que sus componentes no son nocivos dermatológicamente. Suelen emplearse para ambientar espacios cerrados. El empleo mas generalizado es a modo de vaporización, siempre mediante lamparillas que llevan incorporada una vela que, actuando como fuente de combustión, vaporiza las fragancias por calor. Estos aromas suelen mezclarse, pudiéndose lograr fragancias verdaderamente deliciosas. También sirven para sustituir a los aceites esenciales en la unción de las velas y, de igual forma, pueden incorporarse a amuletos y talismanes, pero su efectividad aromática será menor. En ocasiones se mezclan con los inciensos no combustibles para suavizarlos durante su combustión.

Algunas formas de aplicación
 
Ambientación
 
La lograremos mediante el use de inciensos combustibles en barra o cono y también con los incombustibles, pero utilizados en pequeñas dosis en los espacios cerrados.
 
Inhalación
 
Debemos recurrir a estos procesos cuando deseamos que la propiedad del perfume nos afecte directamente. Para ello siempre debemos tener mucho cuidado y no inhalar directamente de un vaporizador; ni siquiera, por inocuo que nos parezca, del envase del aroma, salvo que lo pongamos a una distancia prudencial. Este sistema suele usarse para favorecer estados especiales de conciencia.
 
Sahumerios
 
Este es el nombre que recibe la técnica de producir humo aromático mediante la combustión de inciensos en pequeños fuegos. A diferencia de la hoguera, que tiene una finalidad proyectiva de humo, el sahumerio pretende «duchar» o «bañar» al oficiante con el humo sagrado. Puede ser utilizado para purificar, limpiar o ejercer una influencia.
 
Hogueras
 
Heredadas de la antigua costumbre ritual de agradar a los dioses mediante humo, estos grandes fuegos tienen una finalidad proyectiva», ya que a través de las fragancias que se queman se pretende expandir el deseo del oficiante. En algunos casos, las hogueras rituales se usan para afectar directamente al operador: se traza un círculo de combustión en cuyo interior, a una distancia prudencial del fuego, se instala el iniciado.
 
Baños y duchas
 
Los perfumes y las esencias o los elementos naturales también pueden prepararse de forma que podamos bañarnos o efectuar irrigaciones con ellos. En estos casos, se suele recurrir a las sales de baño o a los líquidos obtenidos tras preparar infusiones. Como acto ceremonial que es, el baño pretende que el oficiante se impregne física y vibracionalmente de la fragancia o aroma de un elemento natural. El proceso habitual es introducir en el agua de la bañera las esencias de las infusiones o las hojas y productos naturales de forma directa. Otra modalidad es que el operador se someta a una serie de irrigaciones, de forma que el agua que contiene las esencias sea derramada sobre su cabeza con la ayuda de una esponja y resbale a lo largo del cuerpo.
 
Jabones y cremas
 
Son poco usados por personas neófitas y generalmente están reservados a grandes magos que incluso se encargan de su elaboración artesanal. Los jabones y cremas se emplean básicamente a fin de impregnar el cuerpo del oficiante de una forma muy directa, con el baño o lavado.
 
Recomendamos que solo emplee jabones o cremas cuando este garantizada su procedencia y tenga garantías de que no afectaran a su piel.
 
 
 

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