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jueves, 13 de julio de 2017

LA HIGIENE DIARIA


No es una mera norma social o un medio para resultar más agradable a la vista y al olfato: junto con la dieta equilibrada y el ejercicio físico, la higiene diaria completa el trípode sobre el que se asientan la salud y el bienestar.

Se suele hablar de la higiene básicamente como norma social y como forma de resultar más gratos y atractivos para los demás. Sin subvalorar en absoluto estos importantes argumentos, no hay que olvidar que la higiene es también (y principalmente) una rama fundamental de la medicina, algo directamente relacionado con la salud y el bienestar.
 
En los últimos años, la medicina ha venido dando cada vez más importancia a la medicina preventiva, y ésta, a su vez, se ha ido centrando de manera preferente en la dietética y la higiene.

Mantenerse "en forma" supone convertir en hábitos cotidianos una serie de normas dietéticas, ejercicios físicos y prácticas higiénicas. La piel, las mucosas, los cabellos, los dientes y las uñas sufren permanentemente cambios y se contaminan (por nuestra actividad, por el medio ambiente, por la comida, etc.), lo que puede debilitar nuestras defensas naturales y facilitar la proliferación de gérmenes nocivos. Esta es la razón médica de la higiene diaria, requisito indispensable para mantener o recuperar una buena salud.

Nuestra piel es como una envoltura externa que recibe continuamente todo tipo de estímulos y pequeñas agresiones, nos protege y conserva la temperatura corporal, impidiendo la penetración de elementos extraños.

miércoles, 12 de julio de 2017

LA DUCHA DIARIA, MODO DE REALIZARLA CORRECTAMENTE


Además de su importancia como medida higiénica general, la ducha activa la circulación y tonifica los músculos y el sistema nervioso. Por eso una ducha templada sigue siendo la mejor forma de comenzar el día.

La importancia de la ducha diaria, no sólo como medida higiénica, sino también como manera de activar la circulación sanguínea y tonificar la piel y los músculos, sin olvidar sus benéficos efectos sobre el sistema nervioso, ha sido puesta de relieve, cada vez con más énfasis, por los especialistas de la higiene y la salud.
 
En los últimos años han aparecido en el mercado, a precios asequibles, distintos tipos de ducha que permiten regular tanto la fragmentación del chorro como su intensidad y, eventualmente, su ritmo (chorros pulsantes). Estas duchas están especialmente diseñadas para que el chorro de agua pueda convertirse a la vez en un eficaz masaje, potenciando al máximo sus efectos benéficos sobre la circulación y el tono muscular.
 
Una de estas duchas masaje, elegida con el asesoramiento de un experto, puede ser una magnífica inversión para la salud y el bienestar. También existen cabinas especiales en las que, además del tradicional chorro que cae sobre el cuerpo de arriba a abajo, hay surtidores laterales y ascendentes que alcanzan toda la superficie corporal, aunque, desgraciadamente, este tipo de instalaciones constituyen todavía artículos de lujo.

La tradicional ducha matinal al levantarse de la cama sigue siendo una de las mejores maneras de comenzar el día. En general, lo más adecuado es ducharse con agua templada. Una ducha excesivamente caliente no tiene el mismo efecto tonificante, y una ducha fría, que en determinadas circunstancias puede ser muy beneficiosa, es una medida un tanto drástica que incluso puede someter al corazón y al sistema termostático del organismo a un esfuerzo excesivo perjudicial para la salud.
 
Paradójicamente, la sana costumbre de la ducha diaria da lugar, en algunos casos, a irritaciones de la piel por "exceso" de higiene: no conviene enjabonarse insistentemente, menos con ciertos productos de perfumería que pueden resultar excesivamente alcalinos para la piel, alterando su pH y mermando sus defensas naturales. Lo mejor es usar con moderación un jabón neutro, de pH igual al de la piel.