Mientras nos abrimos camino a través de la vida, los chakras nos llaman para enfrentar las cuestiones de las que debemos ocuparnos. Cada experiencia nueva nos da la oportunidad de aprender y expresarnos y, cuanto más permitimos que suceda esto, más clara llega a ser la llamada procedente del chakra de la coronilla. Esta llamada es una fuerza espiritual que atrae las energías hacia arriba, como si todas nuestras experiencias fuesen a culminar en unidad con el Yo Superior.
Para ayudar a este proceso existe una reserva de energía espiritual que yace dormida en el chakra de la base. Se trata de una fuerza de gran potencial, que en general se despierta a través de la práctica y de la conciencia espiritual. Tiene el poder de vincular los niveles de experiencia, a fin de que la misión del alma pueda cumplirse.
Esta fuerza es conocida por el término sánscrito kundalini, otra palabra conceptual que utiliza la imagen de la serpiente. La serpiente enroscada representa la naturaleza potencial de la fuerza, y el fuego es su poder para quemar las energías inactivas atrapadas en los chakras.
Aunque la imagen en conjunto es benevolente, su gran poder requiere un respeto apropiado. Cuando la kundalini es estimulada para ascender por el canal etéreo central, colabora en la apertura de los chakras a fin de que la información procedente de otros niveles pueda llegar a la mente.