Usados ya por los romanos, los pétalos de rosa han perfumado dormitorios y los aceites esenciales de los pétalos han ungido el cuerpo y el baño. Es adecuado, pues, que toda expresión de amor, todo intento de vigorizar el centro conocido como el chakra del corazón, incluya la esencia de la rosa, el símbolo universal del amor. Sólo hacen falta unas pocas gotas de aceite esencial de rosa para impregnar una espiral o una varilla de incienso con su aroma. Todavía se la considera la más preciada de las esencias florales, más aún que el jazmín o la violeta.
Mullida, mullida he hecho mi cama,
la he cubierto de tapices bordados de lana egipcia;
recién perfumada está mi enramada,
con mirra y áloes y canela.
Ven, perdámonos en el devaneo,
durante toda la noche,
Disfrutemos del abrazo largamente deseado ...
(Proverbios 7,1 6-1 8)
(Proverbios 7,1 6-1 8)
La esencia de rosas es muy cara, ya que se necesitan 60.000 rosas para sacar tan sólo 30 ml de aceite esencial. Las rosas himalayas, cachemiras y las preciadas inglesas se consideran las más dulces y delicadas. Hoy es en Bulgaria, Francia, Turquía y Marruecos donde se cultivan más rosas para aceite esencial.
Aunque las rosas son las favoritas internacionales de los amantes, el jazmín, el neroli (un cítrico), los lirios y el loto oriental se asocian a menudo con los placeres del dormitorio. Una alternativa es el incienso, cuyo místico olor se cree que despierta la energía sexual.
El incienso relaja el cuerpo de forma que el deseo aumenta y el amor se ahonda. Para crear ambiente en tu dormitorio, echa hacia atrás el edredón para dejar las sábanas al descubierto y esparce suaves pétalos de rosas frescas sobre las sábanas. Transmitirán su exquisita fragancia cuando te tumbes sobre ellos y te resultarán suaves como la seda y sensuales al tacto.