martes, 27 de febrero de 2018

KOH-DOH, LA CEREMONIA JAPONESA QUE HACE QUE ESCUCHES COMO EL INCIENSO TRANSPORTA TU PLEGARIA


El Koh-doh, o ceremonia del incienso, es más antigua que la conocida ceremonia del té, y ha sobrevivido 13 siglos para recuperar popularidad actualmente por las nuevas generaciones que recuerdan y honran su pasado.
 
Esta ceremonia tradicional que era muy común entre la aristocracia, comenzó a disminuir en el siglo XVII. En la actualidad, solo unas 10.000 personas participan en el ritual de combustión lenta y silenciosa.
 
Las palabras correspondientes a «incienso» en chino (wenxiang) y en japonés (mon-koh) se traducen ambas como «escuchar al incienso».
 
Para comprender completamente este concepto etéreo de experimentar el incienso de una forma tan sutil y tranquila que te lleva a un estado de «escuchar», puedes intentar quemar incienso según la tradición japonesa.
 
Justo igual que la ceremonia del té japonesa eleva la práctica de hacer el té convirtiéndola en un acto espiritual, el Koh-Doh lleva la quema del incienso a otro nivel, a un lugar donde la concentración y el estilo convierten la preparación y el encender incienso en una forma ritualizada de arte.
 
A medida que las nubes azul grisáceas emanan del incensario, podemos aspirar fácilmente la esencia misteriosa; pero, ¿podemos, tal como sugiere el Koh-Doh, estar tan atentos al proceso, tan totalmente dentro del proceso que seamos capaces de oír cómo el humo lleva nuestras esperanzas y nuestros sueños hasta el Creador?
 
«Escuchar al incienso» nos lleva a un estado de serenidad completa.
 
El Koh-Doh, o el Camino del Incienso, es, a menudo, una forma alegre y jovial, incluso un juego,  de disfrutar la fragancia. Es común pasar cuencos de incienso y pedirle a los jugadores que identifiquen las distintas esencias, y después relacionar cada una con un famoso haiku u otro poema japonés. Hay otro juego que incluye cartas con dibujos o pinturas de escritores famosos para inspirar a los jugadores para que citen sus pasajes favoritos.


 
Puedes desarrollar tu versión propia de Koh-Doh quemando trocitos de madera fragante, especialmente de madera de agar, y disfrutar la fragancia justo como los famosos shoguns o guerreros hicieron hace tantos años. Aunque es una madera bastante cara, un pequeño trozo de madera de agar del tamaño de un grano de arroz aportará una fragancia persistente durante mucho tiempo.

Ahora se puede conseguir la tradicional madera de agar como importación de varios países asiáticos. Merece la pena buscarla, ya que su delicadeza y su sutileza no puede igualarlas realmente ninguna otra madera. Las flores blancas de su árbol exhalan una dulce fragancia persistente, aunque es, en realidad, un hongo de la madera el que produce la resina aromática.
 
La madera de agar, autóctona del norte de la India, Laos, Camboya, Malaisia, Indonesia y Vietnam, se llama en japonés jin-koh o kyana (una versión más costosa), chen xiang en chino, y agaru o tagara en sánscrito.

Si quieres probar otras maderas, elige las de árboles frutales como el cerezo, el manzano o el peral, o tal vez una variedad del arce o del sándalo del este de la India. Necesitarás pequeños trozos de madera, así que corta lo que necesites y guarda el resto para otras experiencias Koh-Doh. Si en lugar de ello prefieres usar incienso de varilla, coloca varillas comerciales de incienso en el incensario lleno con ceniza blanca, en lugar de seguir la más tradicional (y compleja) forma de Koh-Doh, que publicaré a continuación en una nueva entrada de la web.

Las diez virtudes del Incienso

Se cree que las siguientes diez cualidades las describió un monje zen anónimo del siglo VI.
 
Estos atributos del incienso permanecen tan verdaderos y tan válidos hoy en día como lo fueron hace 1.400 años.



1. El incienso proporciona comunicación con lo trascendente.
 
2. Purifica la mente y el cuerpo.
 
3. Elimina la suciedad.
 
4. Trae consciencia.
 
5. Es un compañero en la soledad.
 
6. En medio de la actividad, proporciona un momento de paz.

7. Cuando hay en abundancia, uno nunca se cansa de él.

8. Cuando hay poco, uno se queda satisfecho.
 
9. La edad no cambia su eficacia.
 
10. Utilizado a diario, no hace daño.
 
 

 

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