sábado, 24 de febrero de 2018

EL ABC DE LA MAGIA CON INCIENSOS Y PERFUMES


Quemar incienso es una manera antigua de acceder al alma y al poder de las plantas, para el uso espiritual, ceremonial y mágico. 

Incienso significa humo consagrado, o ofrenda de humo. El humo sagrado se ha utilizado en la mayoría de las tradiciones espirituales y chamánicas para potenciar la concentración, disipar la negatividad y propiciar la curación, tanto del cuerpo como del alma.

A través de cientos de generaciones de cooperar con la naturaleza más íntima de las plantas, mujeres y hombres sabios han llegado a saber que ciertos tipos de plantas tienen ciertas cualidades definidas y tienen ciertos efectos cuando se usan como incienso.

No importa si aprendes de los nativos americanos tradicionales, de los viejos campesinos europeos, o de los chamanes siberianos, todos te dirán que el humo de algunas plantas purifica y limpia espiritualmente, otros te servirán para invocará espíritus y poderes curativos, otros llevarán sus oraciones más lejos al Universo, algunos son buenos para llamar a equilibrio y armonía. Lo que es seguro es que nadie te va a decir que el uso del incienso no es beneficioso.

La hermosa sabiduría de los habitantes de la tierra es que todas estas personas (en continentes distantes) recuerdan qué plantas son buenas para qué propósito y tenemos mucho que aprender de ellos.

Utilizado en el comienzo de tu trabajo chamánico o de un ritual de magia, el humo fragante te ayudará a definir un espacio ritual y abrir las puertas en tu alma al mundo de los espíritus. Las plantas utilizadas para esto son generalmente las mismas que para la purificación. Puedes purificar tus herramientas mágicas y a ti mismo antes del trabajo espiritual, esto es muy importante.

El otro propósito para limpiar o purificar con humo es deshacerse de la negatividad, de los espíritus o entidades no físicas que molestan, de enfermedades, de malas vibras que te hayan causado o simplemente de la negatividad que tu mismo por agobios o ansiedades te estás causando y que te procuran tristeza o malestar.

En la tradición campesina danesa toda la casa y todos los rincones oscuros son ahumados con ajenjo después del largo y duro invierno. En algunas partes de Inglaterra hasta hace poco era tradicional sahumar la casa con el humo de las hojas ardientes del romero. Cuando limpies una habitación o casa recuerda dejar una ventana abierta para que la energía no deseada pueda deslizarse, montada en el humo.



Son muchísimas las técnicas, pero generalizar tanto resulta imposible; por ello, te animo a que seas tu mismo quien, investigando cual alquimista del aroma, elabores por ti mismo una lista con las plantas que vayas utilizando y que te hayan ofrecido mejores resultados.
 
Sería fantástico que cada vez que tengas un perfume, un aceite esencial, un incienso o un sahumerio entre tus manos o descubras un aroma, anotes las sensaciones que te produce y para que fin crees que podría servirte dicho aroma. Recuerda que el instinto propio no suele equivocarse, el conocimiento lo llevamos incorporado en nuestro ADN, y los recuerdos afloran sencillamente cuando son necesarios.
 
La magia es el arte de la permutación y el cambio; por tanto, cada vez que efectuamos un ritual estamos deseando modificar una situación. En este sentido, no podemos improvisar ni ponernos manos a la obra en el primer lugar que encontremos. Debemos, por el contrario, pensar, reflexionar, visualizar y tener muy, muy claro para que estamos poniendo la magia en marcha. Por todo ello, te aconsejo que antes de pasar a la acción te prepares para ella de la siguiente forma:
 
1. Buscando un lugar en el que trabajar de una forma privada y sosegada. Lo mas recomendable es utilizar una habitación de la casa en la que tendremos todos los utensilios precisos para llevar adelante la magia del aroma.
 
Precisaremos unas cajas o estanterías en las que guardar los inciensos y esencias, las sales de baño, etc.

Debemos contar también con recipientes de cristal y de cierre hermético, en los cuales depositar las plantas y flores que compremos en herboristerías u otras tiendas especializadas.
No estaría de mas incorporar un bloc de notas o libreta donde anotar todo lo referente a los trabajos que desarrollaremos.

2. Todo buen mago no debería olvidar nunca que necesita en su reducto mágico: incensarios, esencias, aceites esenciales, inciensos, sales, resinas, troncos, etc.

No debemos olvidar tampoco tener preparadas velas y velones, telas, cartulinas, músicas adecuadas para la relajación y visualización, etc.

Con los dos puntos mencionados, ya tenemos algo de material sobre el que trabajar, pero faltará una parte fundamental: la ideológica y mental. Dicho de otra forma, la disposición. Un ritual debe programarse y, por supuesto, nunca debe improvisarse; por ello, siempre debemos contar con una libreta de trabajo en la cual anotaremos las intenciones que deseamos llevar a cabo.

Además, antes del ceremonial correspondiente debemos disipar todas las dudas sobre el mismo; programarlo, pensar en la forma de llevarlo a cabo y tener claro que día y en que momento podremos ponerlo en practica.

El empeño, la fuerza y la visualización son vitales para que la magia surja efecto.

Si a la hora de programar un ritual lo hacemos con dudas, desgana y falta de creencia, casi con total seguridad que los resultados no serán positivos. En cambio, si a la hora de relajarnos nos centramos en lo que vamos a hacer, si cuando tengamos que visualizar lo hacemos con toda la fuerza, y en el momento de invocar lanzamos toda nuestra energía, posiblemente obtengamos resultados muy interesantes. Claro que ello no es sin6nimo de éxito, ya que las artes mágicas requieren tiempo y paciencia y, en ocasiones, debemos repetir todo el ceremonial, bien porque nos hemos distraído o porque no lo hemos llevado a cabo como correspondía.

Finalmente, dentro de este «abece», conviene no olvidar los preceptos mágicos que nos dicen: jamás, pase lo que pase, debemos perjudicar a terceras personas con nuestra actitud, ya que, según la ley cósmica, la magia podría volverse en nuestra contra. Debemos tener presente que no se trata de eliminar adversarios, sino de potenciar nuestras capacidades.

A modo de advertencia final, recuerda la prudencia, la discreción y el silencio. Debes saber oír, ver y, lo más importante, callar.

Como afirmaba un gran mago: «La magia es solo una, pero muchas las formas que tiene la fuente de manifestarse e infinitas las maneras para beber de ella. Solo quien tenga los labios puros puede mojárselos».





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