La Naturaleza ha hecho que la piel nos proteja de las influencias exteriores. La capa externa de ésta, la epidermis, constituye una barrera a través de la cual pocas sustancias pueden penetrar. Científicamente se calcula que sólo de una diezmilésima a una cienmilésima parte de una sustancia determinada puede atravesar dicha capa córnea.
Sin embargo, algunas sustancias pueden superar esta barrera. Se utilizan terapéuticamente en forma de pomadas y tinturas, que se aplican sobre la piel. Éste es el caso por poner un ejemplo de los preparados contra el reuma. Las hormonas y los corticoides están en la misma situación pero no se hallan en los productos cosméticos. Todavía no se ha aclarado del todo hasta qué punto las vitaminas, aplicadas externamente, pueden entrar en el cuerpo.
En la bibliografía médica especializada se ha publicado que se pudo suprimir una carencia de vitamina B6, provocada artificialmente, empleando una pomada con dicha vitamina. La interpretación corriente entre los médicos es que a una piel normal y sana nada puede añadírsele desde fuera, pero que, cuando hay inequívocos síntomas carenciales, éstos se pueden remediar con tomas externas de vitamina. Como prueba se podría eliminar el pálido aspecto de una piel (basado en una carencia de ácidos grasos esenciales) aplicando localmente aceite de girasol y ácido linolénico.
Partiendo de lo dicho, algunos términos publicitarios presentan un aspecto diferente. La llamada "crema nutritiva" es un ejemplo claro de engaño. Teniendo en cuenta que, en el mejor de los casos, un 10 % de las sustancias nutritivas tenga la oportunidad de penetrar en la piel, la mayor parte de esta cantidad se descompondrá en un espacio de tiempo brevísimo, por lo que el término "crema nutritiva" carece de justificación. Quien utilice cremas nutritivas o grasas que no espere que su piel vaya a ser alimentada desde fuera, pues esto sólo se produce a través de la circulación sanguínea.