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jueves, 13 de julio de 2017

LAS FLORES DE BACH TE AYUDAN A SUPERAR ADICCIONES


Los Remedios Florales de Bach son unos preparados a base de flores silvestres, no venenosas que pueden tener una acción benigna, no producen adicción y pueden tomarlos personas de todas las edades.
 
Además de ayudarnos a transmutar las emociones negativas como la cólera, el miedo y el odio en optimismo y alegría, pueden utilizarse para la protección psíquica; y el efecto puede ser inmediato.
 
Este sistema de curación fue descubierto por Edward Bach, un médico que ejerció durante más de 20 años en Londres como especialista, bacteriólogo y homeópata. El difunto doctor Bach renunció a su lucrativa consulta en 1930, para buscar energías en el mundo de las plantas que restauraran la vitalidad a los enfermos y afligidos.
 
Bach desarrolló una gran sensibilidad. Si ponía su mano sobre una planta en flor, podía sentir en él mismo las propiedades curativas de esa flor. De este modo, encontró 38 flores que cubrían todos los estados de ánimo conocidos.
 
El método usual para tomar los remedios de Bach es poner unas cuantas gotas en una taza de agua de manantial de la cual se tomarán sorbitos de vez en cuando.
 
Los Remedios Florales de Bach pueden comprarse en muchas de las farmacias que venden productos homeopáticos o bien pueden encargarse al Bach Centre en Oxfordshire, en Inglaterra.

Esencia florales para tratar adicciones:
 
A veces sin darte cuenta hay una serie de acciones que realizas de una manera constante, inconsciente y rutinaria pero que llega a crearte una dependencia. Esta dependencia termina convirtiéndose en una adicción, es decir, no puedes dejar de hacerlo, y es cuando si lo aceptas, debes plantearte cambiar tus hábitos para que no te esclavicen.
 

UNA AYUDA PARA DEJAR DE FUMAR


Dejar el tabaco es una empresa ardua, que requiere la movilización de todos los recursos del fumador. No hay un método infalible para lograrlo, pero en la actualidad el «nicotinómano» dispone de una serie de eficaces ayudas, como la acupuntura o las técnicas de sugestión.

El gran humorista estadounidense Mark Twain, fumador empedernido, solía decir: "Dejar de fumar es facilísimo: yo lo hago varias veces al mes." Este chiste expresa con una divertida paradoja lo que todo fumador sabe muy bien: dejar de fumar es difícil, y quien desee conseguirlo tendrá que empezar por asumir que se enfrenta a una empresa ardua.

No está de más recalcarlo, ya que muchos se engañan a este respecto. Es frecuente que un fumador diga: "En cuanto me lo proponga, puedo dejar de fumar; ahora no lo hago porque no es el momento oportuno, pero en cualquier momento lo dejaré"; y, claro, ese "cualquier momento" se pospone indefinidamente ya que esa presunta facilidad para dejar el tabaco jamás se manifiesta.

¿Por qué se fuma?


Conviene tener bien claras las distintas razones por las cuales se fuma, ya que todas y cada una de ellas contribuyen en mayor o menor medida al mantenimiento del hábito. Estas razones pueden ser muchas y muy variadas, pero, básicamente, cabe reducirlas a seis fundamentales:

- El estímulo:
 
Debido al efecto excitante de la nicotina, el fumador siente que el tabaco le reanima, le despierta y le permite mantener un nivel de actividad más alto.
 
- El placer:
 
Es indudable que el acto de fumar resulta placentero (aunque no siempre ni en la misma medida) para el fumador, tanto por el aroma y sabor del tabaco como por la sensación de bienestar debida a la adicción a la nicotina. 
 
- La manipulación:
 
El hecho mismo de tener algo en las manos y llevárselo a la boca ayuda a muchas personas a sentirse menos cohibidas en determinadas situaciones o a ocultar su nerviosismo.
 
- El apoyo:
 
El rito de fumar constituye una referencia concreta y tangible que ayuda a algunas personas a afrontar situaciones de desazón o angustia.
 
- El hábito:
 
El gesto de sacar y encender un cigarrillo se convierte a menudo en algo automático, que puede llevarse a cabo incluso sin sentir el deseo expreso de fumar, por mera rutina.
 
- La adicción:
 
No hay que olvidar, por último, que la nicotina es un alcaloide que crea adicción física; ésta es la razón fundamental de que a un fumador empedernido le cueste tanto dejar el tabaco, va que, en última instancia, es en cierta forma un drogadicto.

Los psicólogos señalan, además, que en todas estas razones subyace una necesidad oral (de llevarse algo a la boca y chuparlo) inconsciente, ligada al estadio infantil del individuo.


ENFERMEDADES A LAS QUE CONTRIBUYE EL TABACO

- Inflamación e irritación de las vías respiratorias de tejido precanceroso en bronquios y pulmones que puede llevar a broncopulmonar. Bronquitis crónica. Enfisema pulmonar.


miércoles, 12 de julio de 2017

PELIGRO: LOS TOXICOS DE NUESTROS DIAS


El tabaco, el alcohol, las drogas, el abuso de fármacos, el café y otros excitantes, la contaminación, los aditivos alimentarios... Todo ello somete al hombre de hoy a una constante "invasión de tóxicos" que constituye uno de los mayores enemigos de la salud y el bienestar.

Uno de los más altos precios que el hombre ha pagado (está pagando) a cambio del progreso es la creciente acumulación de elementos tóxicos en su entorno vital.
 
Por una parte, está el deterioro del medio ambiente, tantas veces denunciado por los movimientos ecologistas en los últimos años. Los residuos que nuestra sociedad industrial vierte en la naturaleza vuelven a nosotros en forma de toxinas que respiramos e ingerimos con los alimentos.
 
Por otra parte, el carácter eminentemente comercial de nuestra sociedad lleva a fomentar el consumo de esas mercancías primordiales que son los alimentos y a obtener de ellos el máximo beneficio, sin demasiados escrúpulos por lo que respecta a la salud del consumidor. Una legión de edulcorantes, conservantes, etc., "sobrecontaminan" hoy muchos alimentos, como si no fuera suficiente con la contaminación "accidental" debida al deterioro del medio ambiente. En parte ese mismo consumismo, y en parte la tensión característica de la vida actual, motivan también el paradójico fenómeno de la ingestión deliberada de toxinas:
 
Millones de personas en todo el mundo fuman y beben no a pesar de los efectos intoxicantes del tabaco y el alcohol, sino precisamente por los estímulos o sensaciones que reciben al intoxicarse. Contra los dos primeros frentes del ejército de las toxinas (contaminación y manipulación industrial de los alimentos) podemos hacer bastante.
 
Contra el tercero (autointoxicación deliberada), podemos hacerlo absolutamente todo. Todo depende de uno mismo, y tal vez por eso la batalla sea más difícil.
 
El consumo de sustancias de acción euforizante, tranquilizante o que produzcan cualquier otra alteración en el estado de ánimo, es tan antiguo como la humanidad. El hombre ha fermentado todo tipo de vegetales para obtener bebidas alcohólicas.
 
- Los romanos comían semillas de amapola (de una de cuyas variedades se obtiene el opio) mezcladas con miel.
 
- El café y el tabaco empezaron a difundirse en el siglo XVI hasta invadir el mundo entero.
 
El consumo de estos productos ha experimentado un enorme incremento en las últimas décadas, debido a las mayores posibilidades de difusión, al aumento de la tensión psíquica en los núcleos urbanos y al exacerbado fomento del consumo por parte de una publicidad sin escrúpulos. Algunos de ellos, de una acción nociva muy evidente, crean dependencia y pueden producir, a medio o largo plazo, daños irreparables en el organismo.
 
Gracias a las diversas campañas de antitabaquismo que se han llevado a cabo en diversos países y a la gran difusión de la información sobre el tema, es un hecho de todos conocido que el tabaco es la base de enfermedades tan graves como el cáncer broncopulmonar, el cáncer de lengua y de garganta, el enfisema pulmonar y, sobre todo, diversos trastornos cardiovasculares. Como dice G. Faivre en su obra Tabaco y afecciones cardiovasculares, "la muerte súbita por accidente cardíaco es cuatro veces más frecuente entre los fumadores que entre los no fumadores".