Antes de emprender un desarrollo mental/espiritual que incluye la meditación, es esencial comprender la función del aura y poder controlar y reforzar tu propia aura.
Se trata de una disciplina excelente, pues un aura fuerte te protegerá contra «influencias» de todas clases: cualquier cosa desde los gérmenes al estrés. Un aura sana actúa como un filtro, dejando pasar sólo lo que es beneficioso para nosotros; esto es lo que debería conseguir en una persona bien equilibrada.
Sin embargo, en un mundo de mucho estrés y tensión, el aura puede debilitarse, dejando pasar las influencias no armoniosas. Ello causa tensiones mentales y físicas que pueden tener como resultado la enfermedad.
Para comprender cómo controlar tu aura, en primer lugar debe darse cuenta de que es en gran medida una emanación de pensamientos, y como tal, puede ser fácilmente controlada por el pensamiento.
- Cierra tus ojos e imagina que está dentro de una esfera de luz blanca que también penetra en tu cuerpo.
- Siente que estás protegido dentro de esta esfera de luz (como la yema dentro del huevo) y que la energía a tu alrededor está intacta, especialmente sobre su cabeza.
- Algunas personas prefieren pensar en una luz azul o dorada; otras pueden no pensar en un color, sino simplemente sentir que están dentro de una esfera.
- Con la práctica, esta visualización (o sentimiento) de tu espacio áurico se convertirá en un proceso automático. Puede llevarse a cabo a cualquier hora, siempre que se necesite, por ejemplo, cuando estás cerca de una persona con un resfriado o gripe; cuando estás experimentando cualquier forma de temor; cuando otros se abandonan a las emociones negativas; en los ambientes ruidosos; a primera hora de la mañana y antes de acostarte; después de meditar o de darte un masaje de aromaterapia intuitivo. Pero, aunque es necesario ser sensible a las necesidades de los demás, y aunque ello implica coger un poco de su dolor en ese momento, no es bueno permitir que estos sentimientos negativos persistan. Si retenemos el sufrimiento de las personas más cercanas a nosotros, es posible que no seamos lo suficientemente fuertes como para ofrecerles una ayuda real apartándolos de lo que les afecta.