Los aceites esenciales, o esencias como se los denomina a menudo, son componentes líquidos odoríferos y volátiles (se evaporan rápidamente) de las plantas aromáticas.
Se acumulan en células especializadas o en partes específicas de la planta. Es posible encontrarlos en los pétalos (rosa), las hojas (eucalipto), la madera (sándalo), la fruta (limón), las semillas (alcaravea), las raíces (sasafrás), los rizomas (jengibre), la resina (pino), las gomas (incienso) y algunas veces en más de una parte de la planta.
El espliego, por ejemplo, produce un aceite esencial en las flores y las hojas. El naranjo es particularmente interesante pues produce tres esencias de diferentes olores con diferentes propiedades terapéuticas: azahar (flor), petitgrain (hojas) y naranja (piel).
Una planta produce aceites esenciales para su propia supervivencia: para influir en el crecimiento y la producción; para atraer a los insectos que realizan la polinización; para ahuyentar a los parásitos, y para protegerse de las enfermedades.
La calidad de un aceite esencial depende de diversos factores que se influyen mutuamente: las condiciones del suelo, el clima, la altitud y el tiempo de recolección, que es vital. La concentración del aceite esencial en las plantas es más elevada durante el tiempo cálido y ésta es la mejor época de recolección.
El jazmín, al ser una flor que libera su perfume durante la noche, debe ser recolectada al anochecer. Por lo general, la recolección de las plantas con aceites esenciales debe completarse en cuestión de días; cualquier retraso puede echar a perder los aceites esenciales. Asimismo, al igual que el vino, la calidad y el bouquet de un aceite esencial variará de un año a otro.
Cuantas más glándulas o conductos de aceite estén presentes en la planta, más barato será el aceite, y viceversa. Por ejemplo, 100 kilos de espliego produce casi tres litros de aceite esencial, mientras que 100 kilos de pétalos de rosa sólo puede producir medio litro de aceite.
Aunque pueden ser caros, los aceites esenciales son sustancias altamente concentradas; en la práctica, un poco de aceite durará mucho tiempo.
Aunque las esencias se clasifican técnicamente como aceites, en realidad son muy diferentes de los «aceites no volátiles» ordinarios, como el aceite de maíz o de girasol. Dado que son altamente volátiles, no dejan una marca permanente en el papel, y a diferencia de los aceites vegetales no volátiles, las esencias tienen la consistencia de agua o alcohol, y no son grasas. Son solubles en alcohol, en la cera (por ejemplo, cera de abejas fundida) y en aceites vegetales; dado que son parcialmente solubles en agua, pueden utilizarse sin diluir en el baño (seis gotas suelen ser suficientes) sin dejar un residuo graso.
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