Todos sabemos que el oído humano no es capaz de oír los sonidos de alta y baja frecuencia, pero eso, como bien saben los científicos, no significa que no existan, ni que no podamos vernos afectados por ellos.
De un modo parecido, podemos responder a las fragancias altamente diluidas, a pesar de que podamos no ser capaces de olerlas.
Este mismo principio funciona en la homeopatía y en los Remedios Florales de Bach. Sólo la vibración, o patrón de energía del material medicinal original, está presente en la tableta de lactosa (homeopatía) o en el líquido (flores de Bach).
Ahora bien, si se eliges el remedio correcto (normalmente a través de un terapeuta hábil y sensible), el efecto de la curación puede ser notable, no tengas ninguna duda de ello.
Hablamos de la vibración, la energía, o llámalo como quieras.
Cuando tomamos un remedio homeopático o un Remedio Floral de Bach, o incluso cuando olemos la fragancia de una flor, se desencadena un efecto curativo a un nivel sutil, en el cuerpo áurico (que explicaré más adelante) y éste se filtra «hacia dentro», por decirlo así, hacia el cuerpo físico. Las medicinas materiales como las hierbas y los fármacos, se mueven «hacia afuera» desde el nivel físico, afectando finalmente al aura.
Esto es en realidad una extrema simplificación, pues no existe una separación real entre la mente, el cuerpo y el espíritu. Podríamos decir que los percibimos como algo separado, porque vibran a diferentes frecuencias. Toda materia y energía es una manifestación de la misma cosa.
Quizá resulte más sencillo comprender este concepto, si consideramos que la materia (desde un cristal hasta un ser humano) está compuesta por átomos y partículas subatómicas. Por consiguiente, a este nivel, según los físicos, la materia es vibración. La vibración se suele aceptar como otro nombre de la energía. La vida es esencialmente energía, por tanto volvemos a la idea de que TODO es UNO.
¿Qué papel desempeñan los aceites esenciales en este cuadro?
Podrían considerarse como un puente que forma un vínculo casi tangible entre los «dos mundos» de espíritu y materia. Con los aceites esenciales no sólo tenemos la sustancia material del aceite con sus propiedades terapéuticas, también tenemos el aroma etéreo, que, según los curadores psíquicos, influye no sólo en las emociones, sino también en el aspecto espiritual.
¿Es posible que la fragancia esté vibrando a una frecuencia similar que el espíritu? Si es así, ello explicaría por qué los aceites esenciales influyen directamente sobre el espíritu.
Es una ley física que las cosas afines entre sí se atraen, un principio que en la ciencia también se denomina resonancia.
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