jueves, 29 de diciembre de 2016

AROMAS PARA MEJORAR LA SALUD Y AUMENTAR LA BELLEZA CORPORAL


Con nuestro olfato percibimos al instante los aceites esenciales en forma de moléculas aromáticas y desde ese momento se produce la estimulación que los conduce al cerebro e influyen en el sistema límbico. A su vez, las reacciones de dicho sistema provocan en nuestro subconsciente sensaciones, disposiciones de ánimo y también reacciones del cuerpo. Por eso, basta sólo con oler una flor perfumada como la rosa para experimentar un sentimiento elevado.
 
Las esencias de diversas especies vegetales ejercen unos efectos muy concretos en nuestro cuerpo, como, por ejemplo, el efecto expectorante de la esencia de tomillo o el analgésico de la de clavo. Éstas y otras posibles aplicaciones medicinales son accesibles para todo el que se interese por las sustancias activas de las plantas.
 
Las esencias no son visiblemente útiles sólo para los leves trastornos de la salud, sino también en el hogar, donde, por ejemplo, podemos ahuyentar las polillas con el espliego. Algunas visitas del médico, medicinas caras o venenosos insecticidas podrían resultar superfluos si se tuviera a mano, en casa, un equipo básico de esencias. En general éstas son preferibles a la hierba seca, cuyos efectos son los mismos, pero, desde luego, no tan intensos.
 
Los aromas de las esencias, además de su uso medicinal, nos vienen muy bien para elaborar nuestros cosméticos caseros. Si nosotros mismos nos fabricamos aditivos para el baño, aceites corporales, cremas, desodorantes o perfumes, las esencias les conferirán a estas creaciones ese algo, el aroma incomparable. De todos modos, es aconsejable ser cuidadoso a la hora de manejar los aromas concentrados si no sabemos cómo reaccionará nuestra piel y todo nuestro organismo ante ellos. Por eso, en primer lugar, habría que hacer una prueba o test de alergia. Esto es importante también porque las esencias de los productos para el cuidado de la piel y las aguas perfumadas son absorbidas directamente por el cuerpo a través de ésta. La cantidad que llega a la piel a través de las diversas capas protectoras es extraordinariamente pequeña, pero a veces es suficiente para producir efectos terapéuticos y, naturalmente, efectos perjudiciales.
 
No hay más que pensar en las sustancias aromáticas empleadas en el baño. Un relajante y tranquilo baño con romero estimula visiblemente la circulación de las personas con tensión baja. En cambio, quien tenga la tensión alta deberá evitar el romero. Pero no hay que tener miedo a la hora de tratar con las esencias, sino que debemos experimentar tranquilamente con los aromas que nos agradan. Salvo unas pocas excepciones no tenemos que ser esclavos de las recetas como cuando hacemos un pastel, sino que podemos utilizarlas libremente con nuestros útiles. Sólo entonces adquiriremos la práctica. Con una afición tan reciente como el ocuparse de las esencias no hay dificultades para descubrir lo nuevo, lo individual.
 
Con nuestras propias creaciones podemos deleitarnos no sólo nosotros mismos, sino también proporcionar un placer a la familia, los amigos y los conocidos regalando una combinación imaginativa. Sin embargo, los aceites esenciales, además de estas posibles aplicaciones científicamente explicables, tienen una dimensión más amplia. No sólo le "hablan" al cuerpo, es decir, la materia, sino también al espíritu y a la mente, que constituyen, por así decirlo, el superego. La mayoría de los maestros esotéricos parte actualmente de esta triple división del ser humano y considera que la finalidad es armonizar las tres. Únicamente cuando existe esta armonía, esta identidad, puede el hombre estar satisfecho o ser feliz y lograr su objetivo en la vida.
 
Los aceites esenciales pueden contribuir a encaminarnos hacia dicha armonía, pero la gente reacciona ante ellos de manera diferente. Las personas sensibles se sienten abordadas al instante, mientras que las poco sensibles a menudo sólo reaccionan débilmente. Esta obra proporciona datos aquí y allá sobre los delicados efectos de las esencias. 
 
En el mundo de las esencias, de los aromas, se entra más fácilmente a través del olfato. La Naturaleza ha puesto a nuestra disposición un cofre lleno de tesoros: pensemos tan sólo en las numerosas plantas silvestres como el tomillo o la manzanilla.
 
En el siglo XVI estaba de moda colocar dichas plantas en las habitaciones, aunque por motivos higiénicos. Es muy conocido el poderoso efecto antiséptico del tomillo. Se cuenta que, en Inglaterra, las mujeres del campo ponían en los jardines bancales de más para esta planta. Además, estas terrazas floridas despedían un magnífico olor cuando uno se paseaba entre ellas.

Las lámparas aromáticas nos proporcionan la oportunidad más fácil para disfrutar de los aceites esenciales.
 
En esta web también vas a encontrar recetas fáciles para mejorar tu salud y para elaborar productos cosméticos naturales que aumentarán tu belleza corporal. Espero que te sean muy útiles y de tu agrado.
 

 
 

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