El fuego se ha mantenido siempre encendido en muchos ritos mágicos religiosos. Su poder purificador sus llamas cambiantes, su variedad de colores, calor y luz, más los cambios físicos reales que produce, constituyen la esencia de la cual está compuesta la magia.
Antes que se llegara a conocer el fuego, el mundo estaba a oscuras. Con el uso de la fricción y el pedernal, la humanidad logró conocer su esencia divina y cambió al mundo por siempre.
El hecho de que el fuego sea un elemento poderoso, hizo que los antiguos le rindieran culto. La ubicación de velas encendidas en el altar durante una misa no es accidental, ellas liberan su propia energía durante los procedimientos, como lo hacen el humo que emanan los incensarios y las oraciones de los devotos.
El Fuego es magia, deseo, purificación. Es el elemento que nos calienta ante los rigores del frío y la chispa de la vida. Es apasionado, emocional, indomable, el más poderoso de las fuerzas de la energía, porque él representa la fuerza del Espíritu. Es una llama que palpita, o una llama que destruye. Brilla en el Sol. Danza en el Fuego del hogar, atrae el ojo, y el deseo. Da color a la sangre. Es el pulso de nuestro ser.
El Fuego es rojo. Es el calor moderado que mueve con deleite la tierra; el ansia por vivir, la luz por la que vemos. Dinámico, movible, lleno de chispas, atrevido, vital, inteligente en su urgencia. El Fuego es activo, se eleva. Es el principio de la vida. Su esencia es la vida, calienta, compele, excita, propulsa con entusiasmo. Ama la pasión de la juventud.
El Verano es fuego. El silencioso pero penetrante latido del corazón de la creación. Es vida en su plenitud. El Mediodía es Fuego, cuando el Sol quema más fuerte. Es estar de pie con los brazos estirados hacia el dador de vida, de luz y calor que fluyen hacia abajo, un acción de gracias a la alegría, la felicidad y la maravilla de juventud.
El Fuego es el Cetro de nuestro nacimiento. Es la intrepidez y la irreflexión del joven. Es el salto de deleite salvaje, el bullicio de la excitación. Es nuestra esperanza, nuestra meta, nuestro deseo, nuestra energía y urgencia por el futuro. Vive. ¡Es!
El Fuego yace derretido en el centro de la tierra, pero tiene el poder para abrirse paso a través de la corteza. Es nuestro impulso incontenible, nuestro calor, nuestra fiebre, nuestra pasión por amar u odiar.
Mientras el llamado “culto al fuego” es un eufemismo de la reverencia mística del sexo; ha habido religiones que adoraron el fuego como símbolo de la divinidad.
Hoy en día, los judíos en las sinagogas y algunos sepulcros mantienen una llama eterna.
La tumba de John F. Kennedy también posee una.
El significado religioso del fuego lo hemos olvidado, a pesar de que está presente en los altares de muchos de los famosos líderes religiosos. ¿Qué altar católico estaría completo sin la presencia del fuego de las velas? Una llama alumbrando en una vela, o una hoguera preparada en la cima de una montaña, son objetos de poder que pueden ser utilizados en magia.
La magia de las velas nuevamente se está volviendo muy popular, tal vez porque es fácil y efectiva; además, para algunos puede que sea la única forma disponible de hacer magia con fuego, pero no es la única que actualmente conocemos.
La magia del fuego puede llevarse a cabo dondequiera que se encienda un fuego seguro; ya sea una fogata interior o exterior, una chimenea, un asador, un sitio despejado, o también un horno especialmente diseñado con ladrillos o rocas; con cualquier cosa funciona, siempre y cuando el fuego se encienda de una manera segura, en un área en la cual usted tenga absoluta privacidad para llevar a cabo la magia.
Para algunos hechizos solamente necesitará unos pocos pedazos de madera; para otros requerirá llamaradas enteras y series de fuego. Cualquier clase de combustible es bueno, siempre y cuando sea limpio y en poca cantidad.
Debido a su naturaleza ardiente, esta clase de magia debe efectuarse en el desierto o en cualquier parte que sea segura.
Una purificación
Si desea liberarse de un hábito, un pensamiento, o una idea; si quiere deshacerse de asociaciones pasadas, culpas u obstáculos, tome los símbolos de ese problema, cualesquiera que puedan ser, y arrójelos al fuego feroz. El fuego consumirá los símbolos y de este modo anulará el poder que tienen sobre usted.
Piense por un momento en los símbolos; si come en exceso, tome una porción de su comida favorita y arrójela al fuego. Para evitar el cigarrillo o el alcohol haga lo mismo.
Para problemas que no utilizan cosas concretas dibuje un símbolo y quémelo.
Hechizo de protección con fuego
En un lugar despejado de al menos veinte pies de diámetro, reúna gran cantidad de madera, fósforos y agua. Tome uno de los pedazos de madera y dibuje con él un círculo de unos once pies de diámetro. Determine las direcciones (use una brújula, el sol o la luna, o las estrellas) y coloque una cierta cantidad de fuego en cada esquina dentro del círculo: Norte, Oriente, Sur y Occidente.
Ponga las antorchas pero no las encienda; en seguida colóquele combustible en cada una para mantenerlas ardiendo al menos media hora.
- Camine hacia el sur primero, encienda el fuego y diga estas palabras:
¡Nada del Sur puede dañarme!
- Ahora muévase al Occidente encienda la antorcha y diga:
¡Nada del Occidente puede dañarme!
- Ahora hacia el norte encienda la antorcha mientras dice:
¡Nada del norte puede dañarme!
- Finalmente, yendo hacia el oriente haga lo mismo y diga:
¡Nada del Oriente puede dañarme!
- Saque la antorcha encendida que está ubicada en el Sur y apúntela hacia el cielo (teniendo cuidado con las chispas y las cenizas) y diga:
¡Nada que venga de arriba puede dañarme!
- Ahora arroje la antorcha ardiente contra la tierra y diga:
¡Nada que venga de abajo puede dañarme!
- Reemplace la antorcha que estaba encendida en el lado Sur y siéntese en el centro del círculo mirando quemar el fuego. Si es necesario agregue más combustible.
- Ahora el fuego está consumiendo lo que aparentemente le iba a hacer daño a usted a todo nivel. Mantenga firme en la mente la visión de las antorchas quemándose alrededor de usted, y sienta su calor (que puede ser intenso), su luz, y sus cualidades protectoras.
- Cuando el fuego empiece a extinguirse sentirá que el poder empieza a fluir; entierre las antorchas en tierra o arena, apáguelas con agua y borre el círculo que ha hecho en el suelo.
- Abandone el área, pero mantenga en su memoria la protección del círculo ardiente, de tal modo que pueda recordarlo cuando requiera protección física, espiritual o mental.
El Fuego es magia, deseo, purificación. Es el elemento que nos calienta ante los rigores del frío y la chispa de la vida. Es apasionado, emocional, indomable, el más poderoso de las fuerzas de la energía, porque él representa la fuerza del Espíritu. Es una llama que palpita, o una llama que destruye. Brilla en el Sol. Danza en el Fuego del hogar, atrae el ojo, y el deseo. Da color a la sangre. Es el pulso de nuestro ser.
El Fuego es rojo. Es el calor moderado que mueve con deleite la tierra; el ansia por vivir, la luz por la que vemos. Dinámico, movible, lleno de chispas, atrevido, vital, inteligente en su urgencia. El Fuego es activo, se eleva. Es el principio de la vida. Su esencia es la vida, calienta, compele, excita, propulsa con entusiasmo. Ama la pasión de la juventud.
El Verano es fuego. El silencioso pero penetrante latido del corazón de la creación. Es vida en su plenitud. El Mediodía es Fuego, cuando el Sol quema más fuerte. Es estar de pie con los brazos estirados hacia el dador de vida, de luz y calor que fluyen hacia abajo, un acción de gracias a la alegría, la felicidad y la maravilla de juventud.
El Fuego es el Cetro de nuestro nacimiento. Es la intrepidez y la irreflexión del joven. Es el salto de deleite salvaje, el bullicio de la excitación. Es nuestra esperanza, nuestra meta, nuestro deseo, nuestra energía y urgencia por el futuro. Vive. ¡Es!
El Fuego yace derretido en el centro de la tierra, pero tiene el poder para abrirse paso a través de la corteza. Es nuestro impulso incontenible, nuestro calor, nuestra fiebre, nuestra pasión por amar u odiar.
Mientras el llamado “culto al fuego” es un eufemismo de la reverencia mística del sexo; ha habido religiones que adoraron el fuego como símbolo de la divinidad.
Hoy en día, los judíos en las sinagogas y algunos sepulcros mantienen una llama eterna.
La tumba de John F. Kennedy también posee una.
El significado religioso del fuego lo hemos olvidado, a pesar de que está presente en los altares de muchos de los famosos líderes religiosos. ¿Qué altar católico estaría completo sin la presencia del fuego de las velas? Una llama alumbrando en una vela, o una hoguera preparada en la cima de una montaña, son objetos de poder que pueden ser utilizados en magia.
La magia de las velas nuevamente se está volviendo muy popular, tal vez porque es fácil y efectiva; además, para algunos puede que sea la única forma disponible de hacer magia con fuego, pero no es la única que actualmente conocemos.
La magia del fuego puede llevarse a cabo dondequiera que se encienda un fuego seguro; ya sea una fogata interior o exterior, una chimenea, un asador, un sitio despejado, o también un horno especialmente diseñado con ladrillos o rocas; con cualquier cosa funciona, siempre y cuando el fuego se encienda de una manera segura, en un área en la cual usted tenga absoluta privacidad para llevar a cabo la magia.
Para algunos hechizos solamente necesitará unos pocos pedazos de madera; para otros requerirá llamaradas enteras y series de fuego. Cualquier clase de combustible es bueno, siempre y cuando sea limpio y en poca cantidad.
Debido a su naturaleza ardiente, esta clase de magia debe efectuarse en el desierto o en cualquier parte que sea segura.
Una purificación
Si desea liberarse de un hábito, un pensamiento, o una idea; si quiere deshacerse de asociaciones pasadas, culpas u obstáculos, tome los símbolos de ese problema, cualesquiera que puedan ser, y arrójelos al fuego feroz. El fuego consumirá los símbolos y de este modo anulará el poder que tienen sobre usted.
Piense por un momento en los símbolos; si come en exceso, tome una porción de su comida favorita y arrójela al fuego. Para evitar el cigarrillo o el alcohol haga lo mismo.
Para problemas que no utilizan cosas concretas dibuje un símbolo y quémelo.
Hechizo de protección con fuego
En un lugar despejado de al menos veinte pies de diámetro, reúna gran cantidad de madera, fósforos y agua. Tome uno de los pedazos de madera y dibuje con él un círculo de unos once pies de diámetro. Determine las direcciones (use una brújula, el sol o la luna, o las estrellas) y coloque una cierta cantidad de fuego en cada esquina dentro del círculo: Norte, Oriente, Sur y Occidente.
Ponga las antorchas pero no las encienda; en seguida colóquele combustible en cada una para mantenerlas ardiendo al menos media hora.
- Camine hacia el sur primero, encienda el fuego y diga estas palabras:
¡Nada del Sur puede dañarme!
- Ahora muévase al Occidente encienda la antorcha y diga:
¡Nada del Occidente puede dañarme!
- Ahora hacia el norte encienda la antorcha mientras dice:
¡Nada del norte puede dañarme!
- Finalmente, yendo hacia el oriente haga lo mismo y diga:
¡Nada del Oriente puede dañarme!
- Saque la antorcha encendida que está ubicada en el Sur y apúntela hacia el cielo (teniendo cuidado con las chispas y las cenizas) y diga:
¡Nada que venga de arriba puede dañarme!
- Ahora arroje la antorcha ardiente contra la tierra y diga:
¡Nada que venga de abajo puede dañarme!
- Reemplace la antorcha que estaba encendida en el lado Sur y siéntese en el centro del círculo mirando quemar el fuego. Si es necesario agregue más combustible.
- Ahora el fuego está consumiendo lo que aparentemente le iba a hacer daño a usted a todo nivel. Mantenga firme en la mente la visión de las antorchas quemándose alrededor de usted, y sienta su calor (que puede ser intenso), su luz, y sus cualidades protectoras.
- Cuando el fuego empiece a extinguirse sentirá que el poder empieza a fluir; entierre las antorchas en tierra o arena, apáguelas con agua y borre el círculo que ha hecho en el suelo.
- Abandone el área, pero mantenga en su memoria la protección del círculo ardiente, de tal modo que pueda recordarlo cuando requiera protección física, espiritual o mental.
Si no puede hacer este ritual en exteriores, sustituya las antorchas por cuatro velas largas y proceda con el hechizo anterior, encendiendo las velas y recitando las frases.
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