lunes, 5 de marzo de 2018

COMO FABRICAR TU PROPIO INCIENSO


El incienso es una mezcla de ingredientes, generalmente hierbas y resinas, que bien machacadas o  pulverizadas, al quemarse, emite un aroma agradable o provoca un efecto deseado, pero sólo hará esto si se utiliza la sustancia aromática adecuada.
 
La  elección de plantas y esencias y su uso apropiado es esencial para el éxito de cualquier mezcla. La siguiente descripción detalla brevemente los aromas básicos de diferentes sustancias. La lista no es exhaustiva, existen muchas excepciones.

— Corteza: huele a madera, semidulce, suave.
— Bayas: denso, terroso, resinoso.
— Flores: seco, herbal, semidulce.
— Gomas: denso, semidulce, resinoso.
— Hojas: seco, olor a hierba.
— Raíces: terroso, denso, olor a madera, diferente.
— Semillas: huele a quemado, a humo, amargo.
— Especias: dulce, seco, suave.
— Madera: leñoso, semidulce, suave.

Muchas hierbas huelen de una forma muy agradable en su estado natural y pueden desprender un olor muy agresivo al quemarse. Un buen ejemplo es la menta. Nada huele tan limpio, tan fresco y relajante como las hojas de menta; sin embargo al quemarse huelen muy mal. El mejor modo de conocer el aroma de cualquier planta que pienses usar para tu incienso es quemar un poco. Si el olor es agradable, deberías usarla. Si no, mejor inténtalo con su esencia o su aceite.
 
Antes de continuar, me gustaría advertirte que si padeces asma, fiebre del heno o alergias en la piel, la fabricación y el uso del incienso puede causarte efectos indeseables. Estos, por lo general, no son graves ni de larga duración, y al ser tan pequeñas las cantidades utilizadas, incluso pueden no presentarse. Ya que no existen dos personas que reaccionen de la misma manera, podemos decir con seguridad que en la mayoría de los casos la fabricación o el uso de incienso tendrá efectos casi imperceptibles sobre tu salud, a menos que la sustancia usada sea venenosa o narcótica. En ambos casos deberá evitarse su uso.
 

No existe una fórmula perfecta de incienso, que pueda ser utilizada con éxito en toda clase de hierba, especia, flor o mezcla. Sin embargo, una fórmula básica excelente para iniciarte en la fabricación de incienso es la que contiene 20 partes de sustancia aromática, cuatro partes de base y una de agente aglutinante. Esta fórmula general puede ser utilizada como punto de arranque hacia fórmulas más elaboradas.
 
Las sustancias aromáticas deberán ser siempre al menos dos veces más abundantes que la base. Las únicas excepciones a esta regla son cuando estés utilizando hierbas extremadamente fuertes o amargas, o cuando utilices sólo extractos (de los que hablaremos en otra entrada en esta web)
 
El uso de demasiada base, sobre todo si es talco de madera, dejará un persistente aroma a humo. Al empezar, o cuando hagas experimentos con nuevas mezclas, fabrica siempre pequeñas cantidades. Esto reducirá el desperdicio de mezclas no utilizadas en su totalidad o que no hayan satisfecho tus expectativas.
 
Para averiguar si huele bien solamente necesitas una o dos pizcas de cualquier ingrediente. Salpica un poco sobre un trozo de carbón encendido y así sabrás cuál es su aroma.
 
Muchas de las recetas antiguas o tradicionales dan la impresión de que los ingredientes y sus proporciones deben ser respetados al pie de la letra. Esto no tiene nada de malo, pero yo siempre prefiero aventurarme. Cuando me encuentro con una nueva fórmula, la desarrollo tal como está registrada, después experimento cambiando sus proporciones y eliminando o añadiendo ingredientes. Experimenta con toda libertad con cualquier receta que encuentres en esta web. Después de todo, es así como se han inventado, desarrollado o mejorado las nuevas fórmulas: mediante el proceso de prueba y error.
 
El principiante debería empezar utilizando cantidades iguales de cada sustancia aromática. Más tarde, cuando tengas más experiencia, podrás ajustar las mezclas para que satisfagan tus gustos o tus necesidades. En la medida en que aumenten tus conocimientos podrás fabricar tus propias mezclas, basándote solamente en los experimentos anteriores, en la experiencia y en tu perspicacia.
 
Para medir los ingredientes utiliza una cuchara (o una cucharita de café) llena hasta el borde. De esta forma, las proporciones siempre serán precisas y podrás reproducir fácilmente cualquier mezcla deseada.
 
Al fabricar incienso (ya sean conos, cilindros o varitas) los ingredientes deben pulverizarse muy finamente. Con esto lograrás que el incienso sea más fácil de manipular y el producto terminado se consumirá con más limpieza y uniformidad. Para pulverizar pequeñas cantidades deberás usar un mortero. Para cantidades más grandes, una batidora servirá. Después de pulverizar finamente los ingredientes debes tamizarlos para eliminar los trozos que no se hayan molido. Para ello puedes utilizar cualquier utensilio, desde un colador de mano hasta un pedazo de malla fina. Incluso puede servir un molde de aluminio para tarta con pequeños agujeros.
 
Aunque muchas hierbas se queman sin base, es mejor suponer que ésta va a ser necesaria, especialmente al trabajar con mezclas. Como he mencionado anteriormente, para empezar es una buena fórmula usar 20 partes de sustancia aromática, cuatro partes de base y una de agente aglutinante. Como ya sabes, algunas veces se utiliza una base para evitar que un aroma sea demasiado dominante. En ocasiones, demasiada fragancia puede ser tan malo como muy poca. La decisión de utilizar o no alguna base, —o qué cantidad de ella—es sólo cuestión de gustos personales. Tú eres el artista y el incienso que hagas será una creación tuya.
 
Con la excepción del salitre, todos tus ingredientes secos deberán mezclarse vigorosamente antes de añadir cualquier líquido. Para mezclarlos, yo siempre uso palitos de polos (helado), de madera, que son muy fáciles de conseguir en cualquier tienda de objetos para trabajos manuales. Tanto para mezclar ingredientes secos, como para añadir líquido, estos palitos son fáciles de usar y de limpiar. Además, no se les pegan los ingredientes del incienso, como podría ocurrir al emplear una cuchara o cualquier otro mezclador.
 
El líquido se añade al incienso para conseguir que el agente aglutinante deje de ser polvo seco y se convierta en pegamento. También se utiliza para disolver el salitre. Las iniciales que te daré son un código para las soluciones de agua y salitre (cc es una cucharita de café llena hasta el borde). Por favor, utiliza las proporciones siguientes al añadir a tu fórmula el agente aglutinante:

- MC (Mezcla normal):

Elabora tu líquido combinando lo siguiente: Agua 1/2 taza Salitre 1/4 cc.

- AF (Agua de fuego):
 
Agua 8 cc. Salitre 1/4 cc.

- FL (Fuego líquido):
 
Agua 4 cc. Salitre 1/4 cc.

Para cualquier tipo de agentes aglutinantes, después de que el salitre haya sido meticulosamente disuelto, añade el líquido a los ingredientes secos. En cada receta (o fórmula) se describe la cantidad correcta de líquido. Mezcla todos los ingredientes de nuevo con tu palito y después amasa la mezcla con los dedos. La consistencia de la mezcla debe ser la de una suave masilla grumosa o la de una pasta húmeda. Debe ser fácilmente maleable, sin llegar a ser demasiado húmeda. Si la mezcla está muy húmeda, el incienso se desparramará. Si está demasiado seca, se desmenuzará y será difícil de moldear.

Para una típica mezcla seca de 21/2 cucharaditas de café, la cantidad estimada de agua será la siguiente:

- Para hojas y flores: de 1 a 1 y cuarto cc.
 
- Para raíces: de 1 y medio a 2 cc.
 
- Para hierbas pulverizadas y especias: de 1 y medio a 1 y tres cuartos cc.
 
- Mezclas de base y esencias: de 1 y medio a 2 cc.
 
- Todas las demás: de 1 y cuarto a 1 y medio cc.

Si no estás seguro de la cantidad de líquido que debes utilizar, empieza con una cucharada; si necesitas más, añade 1/4 de cucharada cada vez hasta que notes que la mezcla es maleable y que tiene la suficiente humedad.

Los conos

Después de haber mezclado y amasado vigorosamente la masilla del incienso, separa una parte y moldéala en forma de cono. Debe medir alrededor de 4 centímetros de largo y 1 y cuarto cm. de diámetro en su base. Es parecido a un barquillo de helado invertido, largo y delgado. Sostenlo verticalmente y presiona con suavidad el extremo redondo contra una superficie plana. Redondéalo antes de presionarlo, así evitarás que se rompa y estalle. Al ir evaporándose el agua del cono, éste encogerá. Mientras más agua se utiliza, más se encoge el cono.
 
Un cono medio perderá alrededor de medio centímetro de longitud y más o menos 3 milímetros de diámetro. El tiempo de combustión depende casi enteramente de la longitud del cono, no de su grosor. La mayoría de los conos tardan en consumirse entre 10 y 25 minutos, dependiendo de los ingredientes utilizados y del tamaño del cono.
 
Los conos deberán moldearse lo más fino posible. Así se reduce mucho el tiempo de secado y asegura una combustión más consistente.
 
Cuando experimentes o fabriques más de una mezcla al mismo tiempo, es prudente que anotes los ingredientes utilizados y sus proporciones. Anota también cualquier comentario o cualquier idea que hayas tenido, para futuras referencias. Un buen registro te ayudará mucho en tu trabajo. Aunque te falle algún experimento, apúntalo y aprenderás a no repetir el mismo error.

Los cilindros

Una vez que domines la confección de los conos, intentarás la fabricación de cilindros. Tanto los ingredientes como la confección de los cilindros es muy similar al proceso de fabricación de los conos.
 
Aparte de la obvia diferencia en la forma, la única diferencia esencial es que todos los ingredientes utilizados para fabricar los cilindros deben estar pulverizados. Es necesario que sea así, tanto para el moldeado como para lograr que se quemen de un modo consistente. Debido a que los cilindros son más largos y delgados que los conos, tienen un proceso de combustión más duradero y más uniforme. Además, con la misma cantidad de material puedes obtener más cilindros.
 
Utiliza la misma fórmula de los conos. Usa la cantidad de líquido marcado en ella y luego añade un poco de agua, hasta que la masa esté lo suficientemente húmeda para poderse moldear fácilmente.
 
Para moldear un cilindro, rompe un trozo de masa y enróllalo en una superficie plana, tersa y limpia. Moldéalo como si fuera un pedazo de arcilla. Al principio tendrás algunos problemas para darle forma a los cilindros, pero con la práctica se volverá cada vez más fácil.
 
Aunque cualquier tamaño de cilindro podría cumplir su objetivo, el más adecuado es aproximadamente siete centímetros de largo y 1 centímetro de diámetro. Este tamaño es lo bastante pequeño para poderlos manipular con facilidad, pero lo suficientemente grande para lograr un largo tiempo de combustión.
 
Si deseas dar un aspecto profesional a tus cilindros, puedes moldearlos con una manga pastelera. Si tienes una de plástico o de metal, lo único que debes hacer es agrandar un poco el orificio de una de las boquillas hasta que su diámetro oscile entre 1 centímetro y cuarto. Si es demasiado pequeño, el incienso no fluirá a través del orificio y si es muy grande, los cilindros serán demasiado gruesos.
 
Moldea los cilindros sobre una superficie tersa y dura. Cuando empiecen a adquirir consistencia (aproximadamente en media hora), gíralos 180°. Repite la operación cada hora, así evitarás que se peguen al tablero.
 
Debido a que son mucho más delgados, los cilindros se secan en la mitad del tiempo que los conos. En un caluroso día de verano, un lote fabricado por la mañana temprano deberá estar seco ya por la tarde.

Las varitas

Al igual que en los cilindros, los ingredientes para las varitas de incienso deben estar pulverizados. Utiliza los ingredientes y las proporciones que exija la fórmula. Después debes añadir un poco de agua y alrededor de una docena de gotas de aceite mineral. Esto hace que las varitas sean más manipulables y fáciles de moldear.

Hay varios métodos para fabricar incienso en varitas. Entre los más usuales están los de incienso prefabricado sin aroma, moldeado, por inmersión, y por enrollamiento manual. El método del incienso prefabricado sin perfume es, con diferencia, el más fácil. Únicamente debes comprar el incienso sin olor y añadirle tu aroma preferido.
 
El aroma se «pinta» con un pequeño pincel, después secas la varita y la almacenas hasta que la necesites. Si aplicas el aroma con moderación, la varita se puede utilizar de inmediato. Yo sinceramente no apruebo este método. Debo admitir, sin embargo, que es muy cómodo, cuando en un momento de urgencia necesitas un cierto aroma y no dispones de tiempo para fabricarlo partiendo de cero.
 
El método del moldeado consume mucho tiempo, pero el producto final es igual o superior al que puedas comprar en una tienda. Consiste en colocar el incienso en un molde y sacarlo perfectamente listo para su uso. Compra un tubo de metal con un diámetro interior de 6, 8 o 10 milímetros, en una tienda de materiales para hobbies o en una ferretería, y también una espiga de madera del mismo diámetro.
 
Corta el tubo hasta que tenga una longitud de 18 y 25 centímetros, la espiga debe medir alrededor de 10 centímetros más. El tubo servirá de molde y la espiga será el émbolo. Debes lijarla para que quepa dentro del tubo. Moldea la masa como si fuera arcilla y métela dentro del tubo. Compáctala firmemente con ayuda del émbolo, hasta que el tubo esté casi lleno.
 
A continuación, introduce una varita de bambú en uno de los extremos, hasta que llegue al otro extremo. Luego, con la espiga, empuja suavemente el palito y el incienso hacia fuera del molde. Mantén siempre el molde limpio y bien lavado entre un proceso y otro.
 
Antes de utilizarlo de nuevo, deberás siempre sumergirlo en agua tibia durante algunos minutos, por si hubiera quedado algún residuo del lote anterior.
 
El método por inmersión es más rápido que el de moldeado, pero las varitas no presentan un acabado tan perfecto. Con este método, las varitas de bambú se sumergen en una solución de agua, agente aglutinante y salitre (si así lo indica la receta). Luego se espolvorean con una mezcla pulverizada de incienso y se dejan durante un tiempo hasta que adquieran consistencia. Cuando el incienso haya empezado a endurecerse (alrededor de 15 minutos), se repite el proceso. Y se continúa así hasta que la varita tenga el diámetro deseado, por lo general entre tres y cinco milímetros. La solución debe cambiarse entre una inmersión y otra, porque el fluido comienza a volverse denso, casi hasta lograr una consistencia parecida a la salsa de carne. Si las varitas se sumergen en una solución tan densa, se podría desprender el incienso que ya se ha impregnado en el palito.
 
El enrollado manual se define por sí mismo. En este sistema el incienso se coloca sobre una superficie tersa y plana y se enrolla hacia atrás y adelante como lo harías con un pedazo de barro o masilla. Cuando se alcanza el grosor deseado, se introduce a lo largo de la masilla un palito de bambú y se moldea una vez más. Este incienso es muy grueso, por lo general entre 8 y 12 milímetros de diámetro. Pero este proceso es más fácil y rápido que los dos métodos descritos anteriormente.
 
Tal vez te tiente la idea de hacer varitas con una manga pastelera. Pero no da resultado. Cualquier masilla que esté lo suficientemente húmeda para poder salir por la boquilla, estará demasiado húmeda para formar varitas de incienso.
 
Te estarás preguntando dónde conseguir varitas de bambú, ya que la mayoría de las tiendas especializadas en hierbas y tiendas de ocultismo no las comercializan. Para resolver este problema, compra palillos de bambú para brochetas y pártelos con una cuchilla de afeitar. Las brochetas tienen normalmente en paquetes de 100 y no son caras. Se consiguen en cualquier tienda de comida oriental o en cualquier establecimiento que venda equipamiento para cocinar al aire libre.
 
Con los años, me he ido encontrando con una multitud de mezclas que no arden. En la mayoría de los casos, este problema puede corregirse reemplazando algunos de los ingredientes no combustibles por sus correspondientes perfumes, aceites o esencias (ver la publicación de los aromas líquidos). Esto conservará la integridad de la mezcla, al mismo tiempo que le ayudará a quemarse más fácilmente. Si haces esto, asegúrate de reemplazar el volumen perdido con una base, preferentemente de sándalo o sauce.
 
Si la mezcla sigue sin quemarse, no te desanimes. Los conos, cilindros, o varitas pueden molerse en un mortero y utilizarse como incienso a granel. Hay algunas recetas que no se queman por sí solas. Estas deben usarse solamente como incienso a granel, no hay que añadirles agente aglutinante, líquido o salitre.
 
A menos que se especifique de otra forma, todas las fórmulas (o recetas) precisan 1/8 de cucharada de café de agente aglutinante (preferentemente goma de tragacanto).
 
Al utilizar esencias líquidas o aceites, debes usar tanto o tan poco como te parezca necesario. Yo suelo poner 10 gotas de esencia o entre 5 y 7 gotas de aceite; pero, dependiendo de tus gustos personales o de tus necesidades, cualquier cantidad entre 5 y 20 gotas será adecuada.
 
 
 

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