Los completísimos estudios realizados en los últimos años confirman que la ingesta de ajo puede prevenir o reducir en los humanos la incidencia de las principales enfermedades crónicas asociadas al envejecimiento, tales como la aterosclerosis, el derrame cerebral, el cáncer, los trastornos inmunitarios, el envejecimiento cerebral, la artritis y las cataratas, concluyeron estas investigaciones.
Son afirmaciones contundentes sobre una especia denominada popularmente «la rosa apestosa». Lo cierto es que el ajo funciona precisamente porque «apesta»: su explosivo aroma procede de su ingrediente más activo, la alicina, que se transforma en diversos compuestos organosulfurados, los cuales reducen en gran medida la oxidación, la inflamación y otros procesos de destrucción celular subyacentes en cada una de las «principales enfermedades crónicas» enumeradas por los investigadores.
Además, el ajo está repleto de vitaminas, minerales y otros poderosos antioxidantes que ejercen una función protectora frente a las afecciones cardiacas y el cáncer. En resumen, el ajo es una de las medicinas naturales más potentes que existen.
La base de datos médicos de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos contiene más de 3.200 estudios sobre el poder terapéutico del ajo y muchos de ellos tratan sobre la prevención, ralentización y curación de las enfermedades cardiovasculares, los infartos y derrames cerebrales que cada año acaban con la vida de más estadounidenses que ningún otro problema de salud.
El ajo podría ayudar a prevenir y/o tratar:
- Afecciones cardiacas Afta (candidiasis oral)
- Afecciones cardiacas Afta (candidiasis oral)
- Alopecia areata (pérdida de pelo generalizada)
- Anemia de células falciformes
- Arrugas y envejecimiento cutáneo
- Cáncer
- Catarros
- Coágulos de sangre
- Derrame cerebral
- Derrame cerebral
- Diabetes tipo II
- Envejecimiento
- Gripe
- Hipertrofia benigna de próstata
- Presión arterial alta (hipertensión)
- Problemas de colesterol (colesterol total alto)
Ayuda a tu corazón
En el año 3000 antes de nuestra era, Charak, el padre de la medicina ayurvédica de la India, aseveró que el ajo «fortalece el corazón y mantiene fluida la sangre».
Más recientemente, en el año 2010, un equipo de investigadores que revisó lo que denominaron la «vasta literatura científica» sobre el ajo y las afecciones cardiacas afirmó que «el consumo de ajo ejerce un efecto significativamente protector frente a la aterosclerosis». Y cuando otro grupo de científicos analizó la dieta mediterránea (que hace uso abundante del ajo y suele asociarse a una buena salud cardiaca) calculó que si todo el mundo consumiera uno o dos dientes de ajo al día, el riesgo de enfermedad cardiaca se reduciría un 25 por ciento en todo el mundo. (Pero no es necesario tomarlo crudo para que surta efecto; de hecho, numerosos estudios muestran que el ajo seco o en polvo resulta más terapéutico que el crudo).
He aquí el modo en que el ajo puede ayudar a tu corazón.
Reducción de la presión arterial.
Reducción de la presión arterial.
La presión arterial alta constituye uno de los principales factores de riesgo de los infartos y los derrames cerebrales. En un reciente meta-análisis de 11 estudios sobre los suplementos de ajo y la presión arterial alta, se observó una disminución de la presión arterial sistólica (el número superior en la lectura) en una media de 8,4 mm Hg y de la presión arterial diastólica (el número inferior) en una media de 7,3 mm Hg, unas reducciones sumamente significativas.
«Los preparados de ajo son superiores al placebo en la reducción de la presión arterial en individuos con hipertensión», explicaron los científicos en la revista BMC Cardiovascular Disorders. Además, en un estudio llevado a cabo en Polonia, los investigadores observaron que los suplementos de ajo no solo reducían la presión arterial, sino que también prevenían el daño oxidativo al ADN. «Estos hallazgos apuntan a los beneficiosos efectos de la suplementación con ajo en lo relativo a la reducción de la presión arterial y el estrés oxidativo, y la consiguiente cardio-protección en los pacientes hipertensos», afirmaron los investigadores en la revista Molecular and Cellular Biochemistry.
Sangre más fluida.
La gente toma aspirina infantil para prevenir los infartos porque «diluye» la sangre y, por lo tanto, reduce el riesgo de formación de coágulos sanguíneos que pueden llegar a obstruir las arterias. Concretamente, la aspirina disminuye la «adherencia» de las plaquetas, compuestos de la sangre que pueden aglomerarse y formar un coágulo en un proceso denominado agregación plaquetaria. Pero el ajo también puede diluir la sangre.
Unos investigadores ingleses realizaron un estudio en el cual administraron a los participantes suplementos de extracto de ajo envejecido durante 13 semanas, midiendo sus niveles de agregación plaquetaria antes y después de la investigación. Pues bien, los suplementos de ajo «inhibieron significativamente» el porcentaje de plaquetas que se aglutinaban y la velocidad en la que lo hacían. El extracto de ajo envejecido «podría ser un beneficioso agente protector frente a las enfermedades cardiovasculares a consecuencia de su efecto inhibidor de la agregación plaquetaria», concluyeron los investigadores en la revista Journal of Nutrition.
Reducción del colesterol total.
El ajo no reduce el colesterol LDL «malo»; al menos ese fue el resultado de un reciente estudio de seis meses (que fue muy publicitado) llevado a cabo por unos investigadores del Centro de Investigación Preventiva de Standford, quienes suministraron una dosis diaria de ajo crudo, un suplemento de ajo en polvo, extracto de ajo envejecido, o bien un placebo, a cerca de 200 personas que presentaban niveles altos de colesterol LDL. «Ninguna de las formas de ajo empleadas tuvo efectos clínicamente significativos en el colesterol LDL», concluyeron los científicos en la revista Archives of Internal Medicine.
Pero cuando unos investigadores de la Universidad de Connecticut analizaron este y otros 28 estudios sobre el ajo y el colesterol en un meta-análisis, llegaron a una conclusión más positiva al constatar que el ajo reducía significativamente el colesterol total y los triglicéridos (otra grasa presente en la sangre que puede resultar perjudicial para el corazón), aunque no ejerciera ningún efecto ni en el colesterol LDL «malo» ni en el HDL «bueno».
Reducción de la placa relacionada con la obstrucción de las arterias.
Con los años puede crearse placa en el interior de las arterias y hacer que sus paredes internas se estrechen; una ruptura de la placa puede derivar en la formación de un trombo que obstruya el paso de la sangre, y provocar un infarto o un derrame cerebral. El proceso de acumulación de placa se denomina aterosclerosis y el ajo puede detenerlo, retrasarlo e incluso curarlo.
En una investigación llevada a cabo en el Departamento de Cardiología de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), se suministró un suplemento de ajo envejecido, o bien un placebo, a 23 personas aquejadas de cardiopatías. Al cabo de un año, el grupo placebo había triplicado el índice de progresión de placa en comparación con las personas que tomaron ajo.
En otro estudio de un año de duración realizado por los mismos científicos en el que se administró un suplemento que contenía extracto de ajo envejecido, vitaminas del grupo B y un aminoácido beneficioso para las arterias, la progresión de placa fue «significativamente menor» en las personas que tomaron ajo. La terapia con extracto de ajo envejecido complementado con otros nutrientes «redujo la progresión de la aterosclerosis», explicaron los investigadores en la revista Preventive Medicine.
Y en un estudio llevado a cabo por científicos alemanes 142 personas tomaron comprimidos de ajo en polvo diariamente. Al cabo de cuatro años, presentaban una reducción de la placa arterial de entre un 5 y un 18 por ciento. «Posiblemente pueda atribuirse al ajo un papel tanto preventivo como curativo en la terapia de la aterosclerosis», escribieron los investigadores en la revista Atherosclerosis.
Y en un estudio llevado a cabo por científicos alemanes 142 personas tomaron comprimidos de ajo en polvo diariamente. Al cabo de cuatro años, presentaban una reducción de la placa arterial de entre un 5 y un 18 por ciento. «Posiblemente pueda atribuirse al ajo un papel tanto preventivo como curativo en la terapia de la aterosclerosis», escribieron los investigadores en la revista Atherosclerosis.
Arterias más flexibles.
El revestimiento interno de las arterias se denomina endotelio y genera un compuesto (óxido nítrico) que relaja y ensancha la pared del vaso. Unos científicos de Nueva Zelanda suministraron un suplemento de ajo, o bien un placebo, a 15 hombres aquejados de enfermedades cardiacas. Al cabo de dos semanas «la dilatación dependiente del endotelio» de las arterias del grupo que había tomado ajo había aumentado un 44 por ciento. Cabe señalar que los participantes ya estaban siendo tratados con aspirina y una estatina.
Menor riesgo de infarto.
Un equipo de investigadores rusos administró un suplemento de ajo, o bien un placebo, a 51 pacientes afectados de trastornos cardiacos. Según sus cálculos, al cabo de un año el suplemento había logrado reducir el riesgo de infarto una media de un 40 por ciento.
El cáncer de colon no es rival para el ajo
Existen más de 600 estudios científicos (en células, en animales y en personas) que muestran el poder del ajo en la prevención y tratamiento del cáncer. He aquí los más destacados:
Prevención del cáncer de colon.
En un meta-análisis de 18 estudios llevado a cabo por unos investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington de San Luis, se observó que las personas que ingerían mayores cantidades de ajo disminuían su riesgo de padecer cáncer de colon en un 41 por ciento, en comparación con las personas que lo consumían en menor escala.
Detención del avance del cáncer de colon incipiente.
Un equipo de científicos japoneses efectuaron un estudio con 51 personas afectadas de adenomas colonrectales, lesiones precancerosas del colon, a las que dividieron en dos grupos: un grupo tomó extracto de ajo envejecido y el otro grupo, un placebo. Al cabo de un año, el grupo placebo presentaba más adenomas, mientras que el del ajo había «reducido significativamente tanto el tamaño como el número de adenomas», según explicaron los investigadores en la revista Journal of Nutrition.
Prevención del cáncer de estómago.
Unos científicos chinos realizaron un estudio con más de 5.000 personas: una mitad tomó una dosis elevada de un suplemento de ajo y la otra mitad, un placebo. Al cabo de cinco años, el índice de cáncer de estómago entre las personas que tomaron ajo se había reducido un 47 por ciento.
Prevención del cáncer de endometrio.
Unos investigadores italianos analizaron los datos relativos a la dieta y la salud de 454 mujeres aquejadas de cáncer de endometrio y de 908 mujeres que no padecían la enfermedad, y observaron que las que consumían más ajo reducían la probabilidad de desarrollar este tipo de cáncer en un 38 por ciento, en comparación con las que lo tomaban menos.
Prevención de otros tipos de cáncer.
Otros estudios muestran la relación entre una mayor ingesta de ajo y un menor riesgo de cáncer de pulmón (22 por ciento menos), de cáncer de próstata (36 por ciento menos) y de cáncer de cerebro (34 por ciento menos).
¿Cómo se las arregla el ajo para inhibir el cáncer?
Los médicos de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer afirman que el ajo puede ayudar a:
• Impedir que los carcinógenos dañen el ADN.
• Impedir que los carcinógenos dañen el ADN.
• Estimular la actividad de las enzimas que ayudan a eliminar los carcinógenos.
• Destruir los radicales libres, moléculas que dañan las células y pueden provocar cáncer.
Combatir la infección
Combatir la infección
El ajo cuenta con una dilatada historia como agente antinfeccioso. Fue Louis Pasteur quien descubrió su actividad antibacteriana; estuvo en primera línea en la Primera Guerra Mundial, ayudando a prevenir la gangrena y el envenenamiento de la sangre. Por su parte, los rusos confiaron tanto en esta especia durante la Segunda Guerra Mundial que se le puso el nombre de «penicilina rusa». Y varios estudios recientes confirman su capacidad de combatir virus y bacterias.
Prevención de las infecciones transmitidas por el aire.
Unos investigadores finlandeses realizaron un estudio con 52 pasajeros que viajaban en avión; a la mitad le suministraron un espray nasal que contenía ajo entre sus ingredientes y a la otra mitad, un placebo. Pues bien, el grupo placebo sufrió casi el triple de infecciones después del vuelo que el grupo tratado con el espray con ajo.
Prevención de los resfriados.
Un equipo de investigadores ingleses efectuó un estudio con 146 personas de noviembre a febrero. Una mitad tomó un suplemento de ajo y la otra mitad, un placebo. En total, el grupo placebo sufrió 65 refriados en comparación con los 24 resfriados del grupo tratado con el suplemento de ajo. Y unos científicos rusos estudiaron a 600 niños de edades comprendidas entre los siete y los dieciséis años. Unos recibieron un suplemento de ajo y otros, un placebo, y el grupo placebo se resfrió cuatro veces más que el grupo tratado con ajo. Así pues, recomiendo tomar un diente de ajo al día para ayudar a reducir el riesgo de contraer una gripe o un resfriado y para favorecer la salud general.
Ajo en abundancia
Ajo en abundancia
He aquí otros posibles beneficios de una vida «rica en ajo»:
Diabetes
Unos investigadores rusos llevaron a cabo un estudio con personas afectadas de diabetes tipo II a las que dividieron en dos grupos: un grupo recibió suplementos de ajo en polvo de liberación gradual y el otro grupo, un placebo. Al cabo de un mes, el grupo tratado con ajo presentaba una saludable reducción de los niveles de azúcar en sangre en ayunas, de 138 mg/dl a 113 mg/dl.
Problema de próstata.
Unos científicos italianos realizaron un estudio con más de 1.800 hombres y observaron que los que consumían mayores cantidades de ajo reducían la probabilidad de desarrollar hipertrofia benigna de próstata en un 28 por ciento, un agrandamiento de la próstata que produce dificultades urinarias en los hombres mayores.
Envejecimiento cutáneo.
Un grupo de investigadores alemanes descubrió que la ingesta de ajo en polvo estimulaba el flujo sanguíneo de la piel, un requisito para un cutis joven y radiante.
Candidiasis oral.
Unos investigadores indios hallaron que la pasta de ajo resultaba tan eficaz como el fármaco convencional para el tratamiento de la candidiasis oral (afta), una infección fúngica de la mucosa de la boca.
Anemia de células falciformes.
Unos científicos de la Facultad de Medicina de la UCLA descubrieron que cuatro semanas de suplementación con extracto de ajo reducía en un 30 por ciento el número de glóbulos rojos dañados a consecuencia de esta enfermedad.
Alopecia areata.
La adición de gel de ajo mejoró los resultados del tratamiento estándar de esta enfermedad, caracterizada por la pérdida de mechones de pelo.
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