domingo, 16 de septiembre de 2018

FRUTAS Y VERDURAS, CLAVES PARA COMBATIR EL ESTRÉS

 
No son aún las nueve de la mañana y el día ya anda descarrilado. Los niños no querían levantarse para ir al colegio, y cuando por fin uno consigue que se vistan, desayunen y salgan de casa ya listos, el coche no arranca. La batería se ha descargado. El estrés es un intruso silencioso.
 
Forma parte de nuestra vida cotidiana y nos puede afectar física, emocional y espiritualmente.
 
En el complejo y ajetreado mundo de hoy, nos enfrentamos continuamente a presiones laborales, conflictos, decisiones importantes que tomar y la incesante urgencia económica.
 
Las condiciones ambientales, algo tan simple como demasiado calor o demasiado frío, también nos provocan estrés. Los traumas causan tanta tensión corporal como las enfermedades y las toxinas.
 
El organismo posee su propio sistema de regulación para afrontar las tensiones de la vida diaria, pero a veces, cuando los problemas se amontonan y nos intimidan, el estrés es inevitable. Por tanto, en mayor o menor grado, todos estamos sujetos a él y si no se solventan sus efectos, puede acortarnos la vida e incluso acabar con ella.



Para combatirlo, es crucial tener un buen estado de salud, porque es inevitable que lo experimentemos de una manera u otra. Las enfermedades directamente derivadas del estrés proliferan en la actualidad porque este último sobrecarga todos los sistemas del organismo, pero especialmente las glándulas suprarrenales, que se ven forzadas a trabajar excesivamente, y eso, a su vez, las agota y debilita el sistema inmunológico.
 
Los antioxidantes se encargan de mejorar el funcionamiento del sistema inmunológico y sustentan a los órganos y glándulas sobrecargados. Están ahí para combatir los radicales libres.
 
Los ataques al corazón, la tensión alta, el asma, la artritis y un montón de trastornos están relacionados con la imposibilidad de hacer frente debidamente a lo que sucede a nuestro alrededor.
 
La clave para combatir el estrés presenta dos vertientes. En primer lugar, es necesario tener una alimentación equilibrada que respalde al sistema inmunológico. En segundo, la dieta debe incluir más proteínas vegetales, por los aminoácidos, y más alimentos ricos en vitaminas y minerales, como las coles de Bruselas, judías verdes (verdura verde oscuro), algas marinas, legumbres, cereales integrales, semillas y frutos secos.
 
El estrés y la alimentación están estrechamente vinculados. El exceso del primero ocasiona dietas pobres que, a su vez, provocan nutrición deficiente, con escasez de antioxidantes y el agotamiento del sistema inmunológico.
 
La decisión más sabia que puede tomar respecto a su salud es combatirlo con complementos antioxidantes. Las vitaminas A, C y E con selenio y germanio son excelentes. El complejo vitamínico B ayuda a calmar nervios a flor de piel.
 
Las glándulas suprarrenales, muy maltratadas durante situaciones estresantes, pueden fortalecerse con bebidas verdes (té verde), algas marinas, regaliz, polen, jalea real y ginseng. Muchas hierbas poseen propiedades antioxidantes que ayudan a combatir los radicales libres culpables del desgaste del sistema inmunológico.


 
El ajo y el ginkgo biloba son otros dos ejemplos de alimentos reconstituyentes.
 
Otras con propiedades similares, también actúan sobre el sistema nervioso: la raíz de valeriana, la amapola californiana, la granadilla y kava kava son algunas a considerar. En pocas palabras, la mejor manera de combatir el estrés es mejorando la dieta, consumiendo más frutas y verduras crudas, y zumos para la ingesta de vitaminas, minerales y enzimas.
 
Evite alimentos procesados y precocinados, los productos lácteos, las bebidas alcohólicas, la cafeína y la comida basura.
 
Otros métodos para reducir el estrés son el yoga, la meditación, las técnicas de relajación, cambios en su estilo de vida y el más duro de todos: decir no.
 
Tenga cuidado con los tranquilizantes porque para mantener el mismo grado de eficacia, requieren que la dosis se incremente continuamente. Además, poseen efectos secundarios y, al aumentar la dosificación, también se acentúan dichos efectos. ¡Su empleo debe limitarse a casos estrictamente necesarios! Antes de recurrir a ellos, cambie su dieta y siga las siguientes pautas:

• Absténgase de estimulantes como la cafeína o las bebidas de cola.

• Ingiera alimentos que contengan serotonina, como los plátanos, piñas, aguacates, tomates y avellanas.
 
• Cuídese de incluir hidratos de carbono complejos en su dieta. Contienen triptófano que el cuerpo transforma en serotonina, una hormona natural que influye en los estados emocionales y produce un efecto antidepresivo. El pavo, la pasta, el pan y los cereales contienen triptófano en abundancia.
 
• El desayuno es esencial para combatir el estrés. La primera comida del día debe incluir cereales integrales o pan integral con miel, frutos secos y zumo.
 
• Utilice hierbas en sus recetas para reducir la tensión. Cocine con romero, limón, melisa, tomillo, nuez moscada y albahaca; todas ellas son reductoras del estrés.
 
• Beba infusiones de granadilla, lúpulo o valeriana. No olvide que las hierbas son poderosos concentrados de antioxidantes esenciales.
 
 
 

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